El título de esta obra es un juego de palabras que combina el latinismo Finis Terrae, que significa “El fin de la Tierra”, con las siglas en inglés de Inteligencia Artificial (Artificial Intelligence). El pilar central sobre el cual pivota el desarrollo y significado de la pieza no es otro que el de la amistad. Esta, como cualquier otra forma de amor, se siente y cultiva especialmente durante las ausencias. Esta pérdida revela su última encarnación inevitable que no es otra que la del fin de la vida, pues a través de ella muchas veces nos damos cuenta de los verdaderos sentimientos que se esconden detrás de un ser querido. De hecho, las mayores muestras de amor y amistad se han expresado paradójicamente a través de la figura de la pérdida o, dejando tabúes a un lado, de la muerte.
“[…] no perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida descontenta, no perdono a la tierra ni a la nada […]”. Elegía por Ramón Sijé (Miguel
Hernández)
Eduardo Chávarri Alonso
Doctor en Musicología, profesor y gestor cultural