Es poco habitual en los tiempos que corren tener la oportunidad de realizar conciertos de música de cámara u organizar cualquier otro tipo de representación artística en directo, y posiblemente menos aún, asistir al estreno de obras de reciente creación. Es por ello que el concierto del próximo día 16 de abril será un evento especial y memorable por partida doble, puesto que no solo tendré el placer y el privilegio de interpretar un interesante y bonito programa junto a Soinuaren Bidaia, sino que, además, estrenaremos varios arreglos y composiciones, entre ellas, una de mis últimas obras: “Caminos Simbióticos” (2021).
Para comprender un poco mejor el título y la naturaleza creativa de esta pieza, me gustaría citar a Antonio Machado:
“Caminante, son tus huellas el camino y nada más.
Caminante, no hay camino, se hace camino al andar”
La vida es un camino único e irrepetible, de una sola dirección y sin previas marcas ni señalizaciones, por lo que es a través de las diferentes experiencias y de nuestras constantes decisiones la manera con la que conseguimos forjar nuestro propio sendero, nuestro destino. Así pues, la vida es conocimiento en tanto que es recuerdo de experiencias pasadas y de las cuales vamos aprendiendo, creciendo y evolucionando, creando un camino vital, un viaje de autoconocimiento.
Por otro lado, el término simbiosis (proveniente del griego syn: juntos, y biosis: vivir) hace referencia a una interacción biológica, pero también es aplicable a la relación de ayuda y/o apoyo mutuo que se establece entre personas o entidades, especialmente cuando trabajan o realizan algo en común, con el fin de obtener algún tipo de beneficio.
Es en la combinación de estos dos conceptos, camino y simbiosis, donde nos encontramos con Soinuaren Bidaia, un proyecto artístico surgido de la necesidad de un niño (Alberto Urretxo) que, a través de la música y del sonido, emprende un viaje con el fin de dar rienda suelta a sus necesidades expresivas y comunicativas más internas y profundas, todo un viaje en busca de sí mismo. Como sabiamente planteó Gustavo Adolfo Bécquer en una de sus rimas, Alberto Urretxo también se preguntó: “¿De dónde vengo? ¿A dónde voy?”
Pero, en un proyecto de este calibre, el conjunto en sí no sería posible sin la intersección de diversos caminos, es decir, sin la confluencia, el cruce y la unión de diferentes personas con un firme compromiso y unas inquietudes artísticas, así como unas trayectorias pasadas y futuras únicas. De esta manera, Soinuaren Bidaia se convierte en un punto de encuentro, o mejor dicho, en el punto de encuentro donde lo personal y lo profesional van permanentemente cogidos de la mano. Es el espacio y la realidad que nos incita y nos permite apoyarnos y ayudarnos mutuamente con el propósito de impulsar, prosperar y evolucionar en nuestros caminos colectivos comunes e individuales. Esto significa que, con la voluntad, la implicación, la dedicación y los valores de cada uno de nosotros, todos nos beneficiamos, nos fortalecemos, crecemos y nos desarrollamos en lo personal y en lo profesional. Son estas uniones y estas experiencias lo que nos garantiza el disfrute y la vivencia de los múltiples y apasionantes senderos de la música, del arte, de la cultura, de la expresión y la comunicación, de la reflexión, de la búsqueda de conocimiento, del aprendizaje, de la amistad… de la vida.
“Caminos Simbióticos”, por tanto, es una obra compuesta en 2021 para trombón y cuarteto de cuerda, una pieza original para esta formación, pensada y creada “a medida” para el ensemble con la intención de que, tanto el grupo como todos sus integrantes, podamos dar un paso más allá en nuestros caminos a la par que ofrecemos una manera de sentir la música llena de ilusión, entusiasmo, sentimiento y contraste; es decir, mientras experimentamos y vivimos tanto nosotros los músicos, como el público, un verdadero viaje a través del sonido.
Para ello, si hablamos de lo que a la técnica musical y al proceso creativo se refiere, un único “tema” o motivo es utilizado durante el transcurso de la pieza, el cual es desarrollado mediante variaciones rítmicas, texturales, armónicas y melódicas, explotando así una gran gama de recursos tímbricos y expresivos de las cuerdas y el trombón, dando como resultado diferentes estados anímicos y momentos de alegría, emoción, energía, ilusión, compenetración, pasión, expresividad, tristeza, incertidumbre, dolor, comprensión, virtuosismo, colorido… Además, cabe destacar la importante y constante presencia del canon y la imitación motívica como recurso formal y constructivo, un elemento esencial que, a través de la música, representa el buen entendimiento, respeto y el diálogo existente entre todos nosotros.
En definitiva, “Caminos Simbióticos” es una obra compuesta desde el corazón y en base a situaciones reales muy específicas y especiales con el fin de generar y ofrecer momentos mágicos para la imaginación que promuevan la escucha y el despertar de nuestros sentimientos más profundos y sinceros.
Javier Martínez Campos
www.javiermartinezcampos.com